El jueves, paseando con una amiga por Cuatro Caminos y ya de regreso a casa, nos llamó la atención dos señores vendiendo ramilletes de Albahaca y Cilantro en el metro.
El olor era extraordinario, y no pudimos resistirnos: como ya tenía cilantro en casa para hacer pollo al curry, sólo me decanté por la albahaca.
Era una albahaca de hoja grande, o genovesa, que es a mi juicio una planta más bonita, más carnosa y de hoja mucho más grande. Esta es la que se cultiva en muchos lados del mundo, aunque es en Génova (valle de Prá) dónde consigue la variedad genovesa su denominación de origen, y es la que se utiliza realmente en la elaboración de la genuina salsa pesto pese a que en planta huela mucho menos.
Por supuesto, en cuanto llegué a casa, limpié bien las hojas y terminé triturándolas con almendras enteras y peladas, y medio diente de ajo.
Dispuse a hacer la pasta de sabor a chocolate (sólo tenía un 5%) que compré en Milán, al estilo italiano como me enseñó una buena amiga, Maura, y mezclé unos tomates cherrys que previamente calenté en una parrilla, con queso parmesano y aceite de oliva, con el resto de ingredientes, y oye, tenéis que probarlo: para chuparse los dedos!
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