Dando la bienvenida a este espacio, podría decir que pulidos como una piedra devuelta por el mar, los relatos mínimos se asemejan a la fotografía, a un haiku, y aunque parecen sencillos de escribir, su minúscula composición exige pericia, un oficio impecable, ya que en la relectura se encuentra el eco de su verdadera voz. Y es que, todo vale cuando se trata de ganar tiempo.
Recordad, la brevedad, como decían los clásicos, es la madre del ingenio.
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