El lunes sueña con la cita. El martes se entusiasma pensando que se acerca. El miércoles comienza el nerviosismo. El jueves es todo preparativos, va a la peluquería, o se compra un vestido. El viernes lo soporta como puede, sin salir de su casa, o tomando cañas para no recordar. El sábado, por fín, se echa a la calle con el corazón rebosante. Durante toda la mañana del domingo entristece. Cuando nota que vuelve a soñar, ya es lunes y hay trabajo.
*Dedicado a todas aquellas amigas que quieren y no pueden adentrarse en el amor.
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